Un paraíso en el páramo andino
- El Quiteño
- 24 oct 2016
- 3 Min. de lectura

El camino comienza en la autopista General Rumiñahui. Una vía rápida y de fácil acceso. Ya en el redondel del Colibrí hay un desvío que se dirige a Píntag, señalado por un gran letrero. El viaje dura 40 minutos en carro.
Se puede iniciar un recorrido por el centro de la parroquia. La iglesia de la plaza central es un punto turístico importante. Junto a la misma está el Centro de Información Turística donde guías del lugar le informarán sobre las diferentes rutas y actividades que se pueden realizar durante su estadía. Para llegar a las lagunas es necesario contar con un vehículo. Si va en uno propio, que mejor. Si no, en la misma plaza puede preguntar por camioneta de alquiler. Entre las más lagunas destaca la de Secas, ideal para la pesca; en sus alrededores también se puede realizar una caminata por el bosque primario. Adentrándose en la zona, encontrará la laguna de Tipo-Pugro en la que se pueden realizar paseos en bote y pescar truchas. Otra gran alternativa es llegar a Santa Rosa de Muertepungo. Una laguna que se formó en una planicie junto a un pequeño volcán que lleva el mismo nombre y que según la creencia de los habitantes de la zona, se formó en una erupción del Sincholagua, volcán activo que también es otro destino del sector. Está ubicada a 4 200 metros sobre el nivel del mar; su paisaje hipnotiza y constituye el lugar ideal para cabalgatas, pesca y senderismo durante los fines de semana. En el poblado, casi todos saben dónde queda Muertepungo, también le informarán que es un propiedad privada que para ingresar y que es necesario pedir autorización a los dueños de la Asociación ‘Muertepungueros’. Durante los fines de semana, en cambio, un grupo de asociados permanecen en el acceso principal para recibir a los visitantes. A las 8:00 es propicio un desayuno ‘completo’ con seco de carne, dos huevos, café, jugo, y pan con queso. Alimentación imprescindible para las caminatas que durarían toda la mañana. Todo listo, inicia entonces el recorrido por la Ruta de los Volcanes. Por un camino vecinal inicia el recorrido de una hora aproximadamente. Este camino, usualmente los lugareños lo recorren a caballo, está en muy mal estado, peor si llueve. Los saltos de la camioneta por la calle empedrada no se comparan con la dificultad de hacerlo a caballo. Sin embargo, para quienes quieran hacerlo, los Muertepungueros pueden poder a su disposición cabalgaduras y guía en la ruta que tomara tres o cuatro horas, dependiendo del estado de la vía. Llegando a la laguna, el frío del páramo andino se empieza a sentir. Para personas que no están acostumbradas, causa molestia para respirar, taquicardia y ‘soroche’. Desde una pequeña elevación de no más de 50 metros se ve la laguna que tiene 30 hectáreas de superficie. Alrededor del lugar están varias paredes de montañas que ahora están cubiertas de lava volcánica del Sincholagua. El lugar es especial, pese a que por el frío y la neblina. La flora del páramo, el chusque, el chilco, el frailejón, la chuquirahua y el carrizo abunda, al igual que conejos y salamandras. Un gigantesco cóndor vuela por lo alto. El viaje de regreso inicia, después de tomar un vaso de gaseosa, para contrarrestar la falta de calorías y un pan “Carlitos”, típico de la zona, relleno de dulce de leche. En el camino, los lugareños deciden bajar del carro para recoger algunas ramas de Sunfo para preparar una infusión que combata la altura y al frío.
El Quiteño. (2012). Pintag: un paraíso en el páramo andino. octubre 20, 2016, de aaa Sitio web: http://www.noticiasquito.gob.ec/Noticias/news_user_view/pintag_un_paraiso_en_el_paramo_andino--6061
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